miércoles, 14 de noviembre de 2018

Calvino y la distribución de la riqueza

...la iglesia de Calvino mantuvo una constante lucha para evitar que el espíritu de la codicia y de la ganancia a base de la explotación de los humanos echara raíces en sus comunidades. Calvino desarrolló todo un sistema de ayuda a través del diaconado de la iglesia, encargado del sostén de los desvalidos, los pobres y los refugiados, mediante la redistribución social de las riquezas generadas por la comunidad en general. Lejos de promover la ganancia por la ganancia misma, el lucro inmoral, y el uso del dinero para producir más dinero, concentrándolo en pocas manos, Calvino fomentó el trabajo, la producción, y la generación de bienes y servicios para el comercio y al industria en una economía de carácter urbano. Pero la distribución de la riqueza, no su acumulación para fines especulativos, se hacía conforme a un patrón social orientado precisamenter a favorecer a las clases más necesitadas: los inmigrantes y refugiados, los enfermos, la niñez, las familias desamparadas

Salatiel Palomino
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martes, 18 de septiembre de 2012

Institución de la Religión Cristiana: nueva traducción

Cuando muchos y muchas dejaron de hablar de Juan Calvino luego del jubileo en 2009, otras personas siguieron trabajando y hoy podemos contar con una nueva herramienta que nos posibilita acercarnos al pensamiento del reformador ginebrino en un lenguaje mucho más accesible.

Recomendamos la lectura de esta nueva versión al español del clásico de la teología reformada.

El libro se puede pedir por internet en Libros Desafío, en el siguiente link:

http://www.librosdesafio.org/Products/608212/instituci243n-de-la-religi243n-cristianainstitutes-of-the-christian-religion-spanish.aspx

jueves, 12 de julio de 2012

Nueva publicación sobre Calvino y la economía

Pasa el tiempo, pero no el interés por el reformador Juan Calvino, su obra y su legado para nuestro tiempo.

Les compartimos el acceso a un link donde puede leerse online o descargarse una reciente publicación del Dr. Rodolfo Haan.

Rodolfo Haan, Importancia de Juan Calvino para la economía contemporánea. Un enfoque hermenéutico. 2011


 
Roelf (Rodolfo) Haan nació en los Países Bajos y tiene un doctorado en ciencias económicas. Ha trabajado para el Ministerio de Finanzas en La Haya y también fue asistente técnico del equipo holandés del Comité Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional en Washington, D.C. Fue profesor de Economía en la Universidad Libre de Ámsterdam. Ha escrito ampliamente sobre el tema de la economía y muchos de sus libros han sido traducidos a otros idiomas. Entre ellos, La economía del honor, recientemente publicado en portugués. En la actualidad, Haan es Presidente de la Junta de Solidaridad (organización holandesa para el desarrollo ecuménico para el comercio justo y una sociedad sostenible), y Presidente de la Junta de la Cátedra Dom Hélder Câmara, de la Universidad Libre de Ámsterdam.

martes, 10 de agosto de 2010

Calvino vivo: A propósito de Un Calvino latinoamericano para el siglo XXI

El año pasado en todo el mundo las iglesias de tradición reformada conmemoraron los 500 años del natalicio del reformador franco-ginebrino, Juan Calvino. Sin duda, estos festejos se visualizaron en los cultos que los creyentes tuvieron a bien realizar en diversos países. En México las iglesias reformadas, llamadas presbiterianas, también se unieron a estas fiestas de diversas maneras. A raíz de tal conmemoración la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, tuvo a bien incluir en varios números de El Faro, su órgano oficial, algún escrito relacionado con el legado del reformador, así como noticias y actividades al respecto. Sin embargo, hay que advertir que la reflexión sobre Calvino no es reciente, ya que a pesar de la coyuntura ha existido el interés de algunos intelectuales calvinistas por traer a colación el legado histórico que representan, desde una visión adecuada al contexto latinoamericano. Tal es la virtud del texto que presenta Leopoldo Cervantes-Ortiz(México, El Faro-CUPSA-Centro Basilea-Federación de Iglesias Protestantes Suizas, 2010).


La figura de un Calvino latinoamericano irremediablemente inquieta a un lector cuyo tema de interés es el protestantismo, pues en México no se puede entender la presencia protestante si se omite el legado calvinista. Sin embargo, como bien señala el autor, hay muchas formas de acercamiento a Calvino, “…el de Spurgeon, el de Kuyper, el de Barth, el de Moltmann, el de Lukas Vischer, o incluso el de Gerardo Nyenhuis”. Esta diversidad no es reciente, pues obedece a posiciones teológicas divergentes entre sí, ya que los procesos que han vivido las iglesias de tradición reformada han dado a luz una multiplicidad de presbiterianismos fundamentalistas y conservadores. Creo que esto sucede por tratarse de un personaje sumamente polémico y que ha sido tachado de muy diversas maneras desde diferentes trincheras: como el padre del capitalismo, como un autoritario o incluso como un intolerante.



El Calvino de Cervantes-Ortiz es más sutil e incluso más humano, pues la excelente pluma del autor y el legado de reflexión del cual proviene, pone en la mesa de discusión un Calvino muy personal. Esto no es ajeno. Como bien lo dice el autor, el presbiterianismo mexicano ha olvidado y pasado por alto la reflexión crítica sobre su propio padre espiritual, pues incluso se ha dejado llevar por intermediarios del protestantismo anglosajón, “muchos de ellos dominados por los demonios del etnocentrismo y del fundamentalismo”. El Calvino de Cervantes-Ortiz no se ahoga en las olas de la inmutabilidad dogmática, dialoga con el mundo contemporáneo y, desde luego, con una América Latina con sus vaivenes, pues el conocimiento del reformador no se contrae tan sólo a sus escritos, sino que es fruto de un constante proceso de reflexión sobre tal personaje gracias a las lecturas de calvinólogos notables de otras partes del orbe, pero también por la misma búsqueda de raíces de la fe reformada en una historia de la iglesia que existe, como diría Karl Barth, no en el cielo sino en la tierra y en el tiempo.



En el presbiterianismo mexicano esta búsqueda se remonta al Primer Congreso de Teología Reformada en 1975, cuyo tema central emana de una de las posiciones más metódicas de Calvino: una mentalidad teológica. Y es que la tradición calvinista se distancia del pietismo al apostar por un conocimiento intelectual de Dios. Pero este calvinismo parece ausente en el presbiterianismo mexicano pues, parafraseando a John A. Mackay, a México llegó un usurpador: mientras el real fue encarcelado en las universidades ginebrinas, otro tomó su nombre y se embarcó rumbo a América para, posteriormente, llegar a México. Afortunadamente Calvino no sólo ha sido liberado por Cervantes-Ortiz, también fue desempolvado y enfrentado con una iglesia que al parecer ha traicionado su propio principio protestante, del que tanto nos ha insistido Tillich: protestar contra toda forma de absolutismo.



Las notas personales que desglosa el autor caben dentro de un itinerario pastoral del cual ha sido parte, de posiciones antagónicas con una institución religiosa, de clases como profesor de teología, de conferencias y seminarios, de presentaciones de libros y artículos en diarios electrónicos. Estas notas personales también se pueden interpretar como la biografía de un calvinista que busca entender su herencia desde un tiempo, un lugar y una historia. Para las nuevas generaciones de calvinistas el texto es una invitación a conocer un legado del cual somos parte, un legado que nos obliga no sólo a leer –o releer– a Calvino y a los calvinólogos, también a realizar una exégesis y una hermenéutica de nuestra fe con una mentalidad teológica reformada.



En un contexto convulsionado por la pobreza, la violencia, la miseria, la migración, el desempleo, etcétera, traer a colación a Calvino es necesario para comprender las maneras en que Dios se desenvuelve en el mundo y en su creación. Como diría Rubem Alves, hablar de Dios es hablar sobre los problemas del ser humano, ya que como fiel calvinista, Alves, transpira la doctrina de la imago Dei. Traer a colación a Calvino es volver a plantear la soberanía de Dios, en la cual nada sale de su mano, punto central en la teología calvinista. Nadie mejor que Calvino ha difamado y a su vez dignificado al ser humano, pues a pesar de que en el hombre se descubren una infinidad de oprobios, Dios, en su infinita gracia, nos pone como administradores de este su mundo, en el teatro de su gloria. Así, mediante una invitación de fe y compromiso cristiano, Cervantes-Ortiz nos comparte un Calvino que nos invita a elevar juntos esta plegaria: Cor meum tibi offero Domine, prompte et sincere.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Celebración argentina del Jubileo de Calvino


ARGENTINA
La celebración argentina del Jubileo de Calvino tuvo su acto central en Buenos Aires


Buenos Aires, lunes, 2 de noviembre de 2009 (ALC) - El Jubileo de Juan Calvino culminó formalmente sus festejos en Buenos Aires, al celebrarse el viernes 30 en la sede de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata en calle Esmeralda, un culto que convocó a más de un centenar de personas de distintas confesiones religiosas, principalmente de la familia reformada-presbiteriana.

Organizado por la Comunión de Iglesias de la Reforma (adherentes a la Concordia de Leunberg en el Río de la Plata) y con el apoyo de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) y la Alianza de Iglesias Reformadas y Presbiterianas de América Latina (AIPRAL), el culto utilizó un orden adaptado del armado por el reformador francés en Estrasburgo aproximadamente en 1539.

El pastor Gerardo Oberman llevó adelante una liturgia rica en representación eclesial, musical y en tradiciones del mundo reformado. La prédica, a cargo del presidente de FAIE, pastor Julio López, contemporizó al profeta Amós con Calvino y su mensaje profético para la época, desafiando a las iglesias reformadas a continuar hablando con el mensaje de Dios, hoy.

El secretario general de AIPRAL, reverendo Germán Zijlstra, hizo un resumen de las distintas celebraciones del Jubileo, marcando su importancia en la vida de las comunidades herederas de la tradición calvinista para reencontrarse con parte de su identidad y rescatar los sustanciales aportes de las ideas calvinistas para el tiempo actual.

Las palabras de la Canción Lema del Jubileo, escrita por Greg Scheer, fueron repetidas en el encuentro: “Pueblo del Señor, escucha su voz, palabras de ayer, alegran la fe.”

Tomado de ALC

Algunos videos del culto pueden verse en:
http://www.youtube.com/user/IERPCastelar

martes, 22 de septiembre de 2009

Posicionamento da IECLB


João Calvino – 500 anos
O Reformador de Genebra é parte de nossa história

Introdução

A IECLB é uma igreja de confissão luterana e se alegra com essa identidade confessional. Mas ela tem também um preito de gratidão para com João Calvino, reformador de Genebra. Junto com Lutero, ele é reconhecido como um dos grandes reformadores da Igreja no século 16.

Alguns dados acerca da vida e da obra de Calvino

João Calvino nasceu em Noyon, na França, em 10 de julho de 1509. Celebram-se, pois, os 500 anos de seu nascimento. Calvino teve formação humanista, conhecendo à fundo os escritos da antiguidade, os pais da igreja, especialmente Agostinho, e os métodos da interpretação bíblica. Esta formação lhe conferiu, entre outras capacidades, uma extraordinária precisão na linguagem. Sua titulação foi na área do Direito, o que explica a importância que deu ao direito e à ordem eclesiásticos. Embora quase 26 anos mais jovem do que Lutero, foi contemporâneo dele, sem, porém, tê-lo conhecido pessoalmente. Chegou a interagir, no entanto, intensamente com o colaborador de Lutero, Felipe Melanchthon. Entre 1533 e 1534, Calvino aderiu intimamente ao movimento da Reforma iniciado por Lutero, fato que posteriormente ele viria a classificar como uma “conversão inesperada”, semelhante à de Paulo em Damasco, conversão esta que atribuiu à providência divina.

Ao longo de sua vida trabalhou, em diferentes versões, cada vez mais detalhadas, em sua obra máxima, as Institutas da Religião Cristã. Trata-se de uma súmula da fé cristã, um dos escritos teológicos mais relevantes de toda a cristandade. Inicialmente com estrutura semelhante à dos Catecismos Menor e Maior de Lutero, a primeira edição surgiu em 1536, e a última, já extremamente volumosa e transformada em tratado dogmático, em 1559. Nessa obra ele rejeita, à semelhança de Lutero, a “justiça das obras”, para apegar-se à “justiça de Cristo”, apreendida pela fé, pela qual o ser humano pecador aparece à vista de Deus como um ser humano justo.

Por essa opção Calvino teve que recorrer ao exílio, buscando refúgio em cidades-livres, como Genebra, Basiléia e Estrasburgo, que se inclinavam para a Reforma. Exortado veementemente por Farel, o qual se empenhava em introduzir a fé evangélica em Genebra, Calvino foi por ele convencido a permanecer nessa cidade, em vez de prosseguir a Estrasburgo como intencionava. Calvino atuou então em Genebra a partir de 1536, como professor e, ainda que fora autodidata teológico sem ordenação ministerial, também como pregador. Formulou as ordenanças eclesiásticas sobre a organização da igreja, entre outras prevendo uma celebração mensal (não semanal) da Santa Ceia, o canto de salmos no culto e uma rígida disciplina moral e eclesiástica. Sendo esta assunto polêmico, Calvino chegou a ser expulso da cidade, o que o obrigou a instalar-se em Estrasburgo até 1541, quando retornou a Genebra por solicitação de novos magistrados na cidade, para ali permanecer até sua morte em 1564. Aí liderou a Reforma e o processo de organização da igreja reformada e da própria sociedade genebrina. Na organização da igreja, deu participação decisiva a presbíteros e diáconos leigos, na organização da sociedade incutiu a observância de preceitos cristãos.

Sob a influência de Calvino, o culto passou a estar nitidamente centrado na pregação do Evangelho. Notáveis comentários bíblicos foram por ele escritos. A vida comunitária e a moral tinham um rígido regramento disciplinar. A dedicação do domingo ao culto e a proibição de imagens nos templos eram observados de forma consequente. A doutrina da dupla predestinação, para a salvação e a condenação, tem suscitado controvérsias até hoje, mas sua exposição por demais simplista, algumas pessoas predestinadas para a salvação, outras para a condenação, não faz jus à profundidade da teologia de Calvino, cujo interesse consistia acima de tudo em enfatizar a soberania de Deus sobre todas as pessoas e sobre o mundo, bem como a livre eleição pela graça divina.


A influência de Calvino na Igreja

A influência de Calvino se estendeu para muito além de Genebra, tendo sido decisiva no surgimento e desenvolvimento das igrejas reformadas e presbiterianas na Europa, nos Estados Unidos e, posteriormente, em todo o mundo. A comunhão das igrejas reformadas compreende hoje cerca de 75 milhões de fiéis em 214 igrejas congregacionais, presbiterianas, reformadas e unidas em 110 países. A maioria dessas igrejas assume um claro compromisso ecumênico e de responsabilidade social profética.

No Brasil, há várias igrejas presbiterianas e reformadas, sendo a maior delas a Igreja Presbiteriana do Brasil (IPB), fundada em 1862 (data oficial 1859, com a vinda do primeiro missionário). A IECLB teve estreita parceria com a IPB no âmbito da antiga Confederação Evangélica do Brasil e intercâmbio entre suas respectivas faculdades de teologia em São Leopoldo e Campinas, até o golpe militar em 1964, quando embates teológicos e ideológicos levaram a rupturas internas naquela igreja. De outra parte, a IECLB tem mantido relações fraternas com a Igreja Presbiteriana Independente do Brasil (IPIB), criada em 1903, com a Igreja Presbiteriana Unida do Brasil (IPU), criada a princípio como federação em 1978, e com a Igreja Cristã Reformada, com as quais compartilha membresia, seja no Conselho Nacional de Igrejas Cristãs do Brasil (CONIC), no Conselho Latino-Americano de Igrejas (CLAI) e no Conselho Mundial de Igrejas (CMI).

A influência de Calvino na sociedade

Desde a obra clássica de Max Weber, Ética Protestante e Espírito do Capitalismo (1904-1905), o nome de Calvino tem sido associado, de forma bastante simplificada, tanto às conquistas quanto às mazelas do capitalismo. Certo é que ele defendeu um sentido de vocação no trabalho e na ação social, com grande disciplina, associada a um estilo de vida bastante regrado, e assim contribuiu para o desenvolvimento da modernidade. Combinou o zelo na obtenção de lucro com a restrição no seu usufruto para fins pessoais, favorecendo seu re-investimento na empresa. Sua visão da sociedade e de sua organização política contribuiu para o desenvolvimento da democracia.

Assim como em Lutero, nem todas as ações de Calvino podem hoje ser justificadas. O episódio mais controvertido foi o papel de Calvino na condenação de Miguel Serveto à morte na fogueira em Genebra, em 1553, por heresia, ao rejeitar a doutrina da trindade. Contudo, desqualificar a obra de Calvino à base desse episódio, por mais deplorável que seja, revelaria desconhecimento dos processos históricos mais abrangentes. Não pode haver qualquer dúvida quanto à importância da obra de Calvino em seu todo e em suas repercussões. Em obra recente acerca de Calvino, o romancista e teólogo Klaas Huizing descreve sua contribuição com os termos reformador, organizador, arquiteto da fé, advogado de Deus, disciplinador e frutificador, realçando o legado que deixou até os dias de hoje.

O legado de Calvino e a IECLB

A IECLB é devedora do legado de Calvino também num sentido histórico bem específico. Ela tem sua origem na vinda de imigrantes evangélicos alemães, suíços, austríacos e de outros países europeus. Entre eles havia não apenas luteranos, mas também reformados (calvinistas e zwinglianos) e unidos (luteranos e calvinistas). A mais antiga comunidade membro da IECLB, a de Nova Friburgo / RJ (maio de 1824), era constituída, em boa medida, de reformados. A maioria das comunidades da IECLB designa-se até hoje como “evangélica”, termo que caracteriza o centro da teologia tanto de Lutero quanto de Calvino. Se a IECLB, ao longo de sua história, se definiu mais e mais como sendo de confissão luterana, nunca o fez em antagonismo a Calvino ou à tradição reformada. Ao contrário, entende que as duas tradições se sabem irmanadas na fé em Cristo e na proclamação do evangelho da graça de Deus, pelo qual o ser humano, através da fé, é justificado. Diante dessa convicção comum no centro da fé, diferenças em outros tópicos teológicos podem ser reconciliadas como ênfases peculiares de cada uma das tradições, sem se excluírem mutuamente. Isso vale também no tocante à compreensão da Ceia, em que diálogos oficiais entre luteranos e reformados puderam remover o mal-entendido de que o calvinismo concebesse uma presença apenas simbólica de Cristo na Ceia.

A concordância básica alcançada nos diálogos referidos ficou expressa claramente, na Europa, na chamada Concórdia de Leuenberg (1973). Essa Concórdia elabora a compreensão comum do evangelho sobre a seguinte base: “A Igreja está fundamentada tão-somente sobre Jesus Cristo, o qual a congrega e a envia através da dádiva de sua salvação na proclamação e nos sacramentos. Segundo a compreensão reformatória, para a verdadeira unidade da Igreja é necessária e suficiente a concordância na reta doutrina do evangelho e na reta administração dos sacramentos.” Assim, as igrejas signatárias luteranas, reformadas, unidas, valdenses e dos irmãos moravos, se reconhecem em plena comunhão de púlpito e altar (palavra e sacramentos) e reconhecem mutuamente a ordenação de seus ministros. No Brasil, não temos tido um processo de diálogo entre luteranos e reformados com o objetivo de adesão à Concórdia de Leuenberg, mas a IECLB se sabe irmanada àquelas igrejas reformadas que compartilham dessas convicções fundamentais.

Conclusão

Nesse sentido, a IECLB se congratula com as igrejas presbiterianas e reformadas no Brasil pela passagem dos 500 anos do nascimento do Reformador João Calvino e reconhece a data comemorativa como parte significativa de sua própria história. Assim como queria o próprio Calvino, também a IECLB expressa “glória a Deus somente” (soli Deo gloria).

Porto Alegre 10 de julho de 2009.

Walter Altmann
Pastor Presidente da IECLB

lunes, 24 de agosto de 2009

Ante un nuevo aniversario de la muerte de Jan Calvino


27 de mayo: 445º aniversario de la muerte de Calvino
Leopoldo Cervantes - Ortiz, México

Ahora que está en marcha una de las celebraciones principales del Jubileo de Calvino, la fecha de su muerte, a 445 años de distancia, es una oportunidad más para acercarse a las enormes consecuencias religiosas, culturales y sociopolíticas de su siempre controversial legado. En su lecho de muerte, varias cosas podían flotar, simultáneamente, en el ambiente. Por un lado, la fuerza con que había conseguido imprimir a la ciudad de Ginebra, un sello irreversible al que aludía el falso membrete de “Roma protestante” con que se llegó a conocer a ese lugar y, por el otro, el enorme riesgo de dispersión que enfrentó la Reforma como un movimiento unitario antes de que él apareciera en el escenario. Entre la intolerancia que podía llevar a la muerte a personas inocentes y la sensibilidad para defender a seres humanos cuyas vidas no valían un centavo en sus lugares de origen. Del regionalismo tradicional rebelde a la universalidad necesaria de una fe que reclamaba nuevos derroteros. O de la espiritualidad antigua, anclada a los viejos esquemas medievales, a los desafíos ya claramente modernos que hacían su aparición en una época de notables cambios: esos y muchos otros son los extremos que tocó o atisbó en su carrera de reformador, que nunca buscó (dicho sea de paso…).

445º aniversario de la muerte de CalvinoMoviéndose entre el empeño humanista y literario, devoto de la literatura clásica sagrada y profana, Calvino no se arredró cuando tuvo que pasar de la doctrina al terreno espinoso de los hechos crudos, materiales. Se le reprocha (desde los espacio de las reformas llamadas “radicales”) participar del constantinismo de las “reformas magisteriales”, pero a veces se pasa por alto el celo con que defendió la autonomía de la iglesia en asuntos espirituales. ¿Cómo leer, entonces, sus Ordenanzas eclesiásticas (1541) sin tener en mente su lucha contra la intromisión del gobierno de la ciudad para definir quiénes podían participar en la Santa Cena? Dicen que hubo una “teocracia” en Ginebra, y puede ser que la hubiera. No obstante, allí se comenzó a sembrar la desconfianza social que desembocaría en la laicidad actual: uno de los cimientos de la modernidad democrática. Otro lugar común…

“La ciudad de Calvino”, se dice, pero, como escribiría el mismísimo Jorge Luis Borges siglos más tarde: “A diferencia de otras ciudades, Ginebra no es enfática. […] Ginebra casi no sabe que es Ginebra. Las grandes sombras de Calvino, de Rousseau, de Amiel y de Ferdinand Doler están aquí, pero nadie las recuerda al viajero. Ginebra, un poco a semejanza del Japón, se ha renovado sin perder sus ayeres” (Atlas). Acaso a su pesar, la marca de su nombre acompaña al viajero sin sentir necesariamente el peso de la lucha religiosa, de las sanciones a quien no cumplía sus deberes con la iglesia. Con todo, la huella está allí, en el cosmopolitismo que implica la atención a asuntos de tan diversa índole.

La periodista española Rosa Regàs, en un libro casi para viajeros (Ginebra. Seix-Barral, 2002), capturó muy bien la sensibilidad religiosa que Calvino supo imprimir a su ciudad adoptiva y que hoy, incluso cuando su población protestante ha disminuido, sigue presente:

"Quizás Ginebra fue calvinista antes que Calvino. Pero lo cierto es que lo sigue siendo. Tan homogénea y sólidamente calvinista, tan actual y poderosamente calvinista que se sucederán las gentes y las generaciones, y aunque cambie la ciudad una vez más de nacionalidad y pase a ser francesa y quién sabe si norteamericana o rusa o japonesa, y dejen o no los potentados de la tierra de salvaguardar sus fortunas en los bancos que se levantan sólidos, aunque no ostentosos, a la orilla del lago, y nombre el papa uno, dos o diez obispos auxiliares católicos con la presunta intención solapada de reinstaurar una diócesis que perdió en la Reforma, y lleguen ejércitos de tamiles, turcos, portugueses, africanos o brasileños que la ciudad admitirá en la medida en que el país necesite mano de obra, y aunque acaben los ginebrinos votando a favor del aborto o reconociendo algún día, también por votación, que la homosexualidad no es ninguna tara, Ginebra, católica, budista o musulmana, seguirá como hoy y como siempre, igual a sí misma, calvinista por encima y a pesar de todo, ella misma convertida en herencia viva e inamovible de su feroz reformador, herencia de organización y eficacia, ascetismo y orden, voluntad, rigidez, ahorro, diligencia, frugalidad y discreción; herencia que ha calado en las generaciones, los inmigrantes, las instituciones, las profesiones, las iglesias, las costumbres, las relaciones, las diversiones, los instintos, los sentimientos, la cotidianidad, el ocio, las calles, las comunas, los árboles, y hasta en el paisaje y el clima."


Otra historia es la infidelidad típicamente cristiana de la ciudad en relación con su presente financiero: el lugar adonde llegan las fortunas sin preguntar sobre su origen. El mexicano Juanleandro Garza ha escrito sobre ello un texto memorable.

Al morir, lejos quedaron sus controversias con Castelio, Bolsec, Servet o los aristócratas ginebrinos, que tan mala fama le crearon y que han seguido estimulando la imaginación de escritores de diversa calidad. Stefan Zweig tal vez sea quien mejor capitalizó el estigma de la intolerancia. Pero no es el único: recientemente, desde la ciudad del Lago Lemán, Nicolas Buri lo ha visto como una piedra de escándalo… Sin duda alguna. ¿Cómo no serlo en una época cuyos excesos estuvieron a punto de dar al traste con cualquier vestigio de la “fe verdadera”? El mismo Teodoro de Beza tuvo que lidiar ya con las calumnias desde aquellos tiempos.

Pero más allá de la vergüenza, aquellos/as que reivindican su manera de entender la fe y la vida, saben que pueden encontrar en su herencia una fuente que, a sabiendas, de que brotó de una persona con los mismos aciertos y fallas que cualquiera, gracias a su devoción incondicional fue capaz de entregar buenas cuentas a la hora de su muerte. Y, sin miedo al lugar común, puede decirse de él “que dejó el mundo mejor que como lo encontró”. Si fundó, continuó o consolidó una tradición teológica, eso es lo de menos, pues nunca lo buscó. Al leer sus textos, especialmente su obra magna, la Institución de la religión cristiana, Celebrar su memoria, como la de tantos otros testigos del Evangelio, es hacerle caso a las profundas palabras de Hebreos 6.10: Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndolos aún”. Es apenas un acto de justicia.

Su testamento, queda ahí, también como testimonio de una vida que buscó, incluso en sus instantes más polémicos, rendir toda la gloria a Dios:

"En nombre de Dios, yo, Juan Calvino, servidor de la Palabra de Dios en la Iglesia de Ginebra, debilitado por muchas enfermedades…, doy gracias a Dios; porque no solamente se ha compadecido de mí, su pobre criatura… y me ha soportado con todos mis pecados y debilidades, sino también porque Él, muy por encima de todo ello, me ha otorgado la gracia de poder servirle mediante mi trabajo… Declaro con la fe que Él me ha concedido que deseo vivir y morir en dicha fe, en tanto no tengo otra esperanza ni otro refugio que la elección de su Gracia, sobre la cual está fundada toda mi salvación, y que no dependo de nada más para la salvación que la libre elección que Él ha hecho de mí. De todo corazón abrazo Su misericordia, por medio de la cual todos mis pecados quedan cubiertos, por causa de Cristo, y por causa de Su muerte y padecimientos."


Publicado originalmente en Lupa Protestante